en la soledad del velado polvo
ojos que hablan de una tristeza sólo
profunda tal sufrimiento humano
En la pena, piernas, brazos y piedras
hombre que sin consuelo llora solo
buscando sin licencias entre escombros
al vástago perdido en ruin floresta
La tierra tembló, ya la muerte trajo,
sobre la azabache piel malherida
de mares celestes, atolón e isla
prestando el pudor en sollozo humano.
Polvoriento el monte otrora manglar
hundida urbe por la tierra agitada
puerto con naufragios mojada espalda
rota esperanza en empujón brutal
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