lunes, 14 de septiembre de 2009

ARDE

Mientras arde Portugal
mi fado de agua calma las lenguas rojas
devoradoras de árboles, calles y caminos
dejan mi alma al viento sola.

Una mujer morena se desangra
al ver su valle incinerante
y clama inútil con cara impregnada
hético el álamo otrora rebosante.

El viejo país de playas monárquicas
resurgirá con sus claveles rojos
sus cenizas y humo se volverán caracolas
amaneciendo verde, azul su sol redondo.

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