domingo, 20 de septiembre de 2009

A UN NIÑO


Lástima del ser que no puede ver tus ojos
tus labios me ofrecen diez años
como al campo girasoles
y cuando en otoño sueñas te arropo.

Ancha la frente de sol bruñido
en verano
y en invierno
tus cabellos derriban el frío.


Párvulo de feliz lozanía
infancia nerviosa, inquieto
pero siempre despierto en la noche
y cuando se hace el día.


Corre que corre cual halcón
extiende su plumaje negro
rondando el patio en su sonrisa
cortando el cielo en dos.

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